En el programa El Poder de la Mañana en el segmento la pregunta del dia, hemos preguntado respecto a las expectativas de la ciudadanía ante el nuevo modelo de patrullaje policial. La propuesta prevé una transformación en los métodos de abordaje de los agentes, quienes recibirán capacitación en herramientas de aproximación a los ciudadanos, conocimientos psicológicos y estarán equipados con dispositivos modernos, como armas eléctricas tipo Teaser y cámaras corporales. Sin embargo, esta estrategia no ha estado exenta de críticas y cuestionamientos.
Uno de los puntos de debate en la audiencia sostiene que, a pesar de la capacitación y el equipamiento avanzado, la transformación real de la institución no se logra únicamente a través de un cambio de uniformes. Los oyentes expresan que el número de agentes formados para este nuevo modelo resulta insuficiente si lo que se requiere es una profunda reforma interna. Según esta perspectiva, la esencia y la cultura que operan dentro de la Policía Nacional seguirán marcando el trato y la intimidación hacia la ciudadanía, independientemente de las mejoras tecnológicas o formativas introducidas.
La percepción general es clara: la ciudadanía se siente intimidada por el accionar de algunos agentes del cuerpo del orden y reclama una renovación integral de la institución. El escepticismo radica en la creencia de que, sin una reestructuración completa —más allá del cambio superficial que implica un nuevo uniforme—, se continuará rescatando lo negativo de una organización que, en el fondo, requiere una transformación radical para recuperar la confianza social.
Este debate plantea la inquietud de si la implementación de nuevas tácticas y equipos será suficiente para mitigar los problemas de violencia institucional y abuso de poder. Mientras algunos defienden que estas medidas son un paso en la dirección correcta, otros aseguran que las «manzanas podridas» dentro del cuerpo policial están dañando a todo el sistema, y solo una reforma completa permitiría distinguir y potenciar a los buenos elementos frente a aquellos que intemperan la misión de servir a la comunidad.
La discusión no solo se centra en la eficacia del nuevo modelo, sino que también invita a reflexionar sobre la naturaleza misma de la fuerza policial. ¿Puede la modernización tecnológica y la capacitación especializada combatir una cultura institucional arraigada en prácticas intimidatorias? Muchos ciudadanos piensan que la respuesta es negativa a menos que se reformule por completo la estructura y los valores que rigen la institución. El llamado es a una transformación integral que vaya más allá de la mera implementación de nuevos equipos y protocolos.
Este análisis desde El Poder de la Mañana invita a todas las voces de la sociedad a participar en un debate necesario: el del resguardo de los derechos ciudadanos frente a la violencia policial y la búsqueda de un equilibrio justo entre seguridad y respeto. La reforma de la Policía Nacional, si bien empieza con medidas puntuales, debe profundizar en la revisión de sus prácticas y estructuras para garantizar que la transformación no sea superficial, sino que realmente involucre una reconstrucción ética y operativa de la institución.